Adriana Varillas/ El Universal
CANCÚN 28 de marzo de 2010
Custodiado por elementos del Ejército Mexicano y cinco unidades de la Policía Federal Preventiva (PFP), el pederasta confeso, Jean Succar Kuri, volvió la madrugada de hoy, a Cancún, sitio en donde encabezó una red de pornografía y explotación sexual infantil, de acuerdo con las denuncias de menores de edad que dieron pie al inicio del proceso que se sigue en su contra desde el 2004.
Procedente del penal de máxima seguridad de El Altiplano, el otrora magnate, más delgado y demacrado, arribó a la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de este centro turístico, a la 1:00 de la madrugada, después de ocho horas de expectación, pues su traslado era confirmado y puesto en duda, a la vez, por autoridades oficiales.
Escoltado por las fuerzas castrenses, fue conducido del aeropuerto a la Cárcel municipal, a donde llegó 25 minutos después, a bordo de una unidad blindada conocida como “Rinoceronte”, con número 14129.
Al ingresar, lucía aún el uniforme beige que portan los reos de El Altiplano, y traía consigo una bolsa con galletas y tres televisores -uno de ellos pequeño, de plasma- todos supuestamente inservibles, según les dijo a las autoridades carcelarias.
Horas antes de su llegada, su esposa -Gloria Pita- y sus hijos Jerry y Johnatan, estuvieron en la cárcel a la espera “El Jonhy”, como se hacía llamar por sus víctimas.
Ahí, brevemente, Gloria Pita expresó que “por fin se hará justicia”, mientras que Jerry señalaba que “ganaron” el traslado de su padre desde noviembre pasado.
El regreso del empresario a la cárcel de Cancún, que según las autoridades locales no cumple con las garantías de seguridad mínimas para un reo de alta peligrosidad, como la Procuraduría General de la República (PGR) ubica a Succar Kuri, fue posible gracias a la instrucción del juez Segundo de Distrito, Gabriel García Lanz, quien así lo instruyó.
Desde el 14 de febrero pasado, cuando salió a la luz pública que el inculpado retornaría a esta ciudad, diversas voces se alzaron en contra de la medida, ante el temor de que corrompa a autoridades para ganar privilegios, escapar de la cárcel o desde ésta, pagar para vengarse contra quienes lo denunciaron.
Las acusaciones en contra de Succar Kuri, que iniciaron con los testimonios de sus víctimas, fueron reforzándose durante el proceso, con imágenes encontradas en su computadora personal, videos en poder de jueces y autoridades ministeriales y peritajes de personalidad que concluyen que es un reo de alta peligrosidad con tendencias pedófilas; incluso, su propio ex abogado defensor, Wenceslao Cisneros, declaró en 2008 que renunciaba al caso, “asqueado” por el material videográfico que le fue mostrado como evidencia en contra de su entonces cliente.
Procedente del penal de máxima seguridad de El Altiplano, el otrora magnate, más delgado y demacrado, arribó a la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de este centro turístico, a la 1:00 de la madrugada, después de ocho horas de expectación, pues su traslado era confirmado y puesto en duda, a la vez, por autoridades oficiales.
Escoltado por las fuerzas castrenses, fue conducido del aeropuerto a la Cárcel municipal, a donde llegó 25 minutos después, a bordo de una unidad blindada conocida como “Rinoceronte”, con número 14129.
Al ingresar, lucía aún el uniforme beige que portan los reos de El Altiplano, y traía consigo una bolsa con galletas y tres televisores -uno de ellos pequeño, de plasma- todos supuestamente inservibles, según les dijo a las autoridades carcelarias.
Horas antes de su llegada, su esposa -Gloria Pita- y sus hijos Jerry y Johnatan, estuvieron en la cárcel a la espera “El Jonhy”, como se hacía llamar por sus víctimas.
Ahí, brevemente, Gloria Pita expresó que “por fin se hará justicia”, mientras que Jerry señalaba que “ganaron” el traslado de su padre desde noviembre pasado.
El regreso del empresario a la cárcel de Cancún, que según las autoridades locales no cumple con las garantías de seguridad mínimas para un reo de alta peligrosidad, como la Procuraduría General de la República (PGR) ubica a Succar Kuri, fue posible gracias a la instrucción del juez Segundo de Distrito, Gabriel García Lanz, quien así lo instruyó.
Desde el 14 de febrero pasado, cuando salió a la luz pública que el inculpado retornaría a esta ciudad, diversas voces se alzaron en contra de la medida, ante el temor de que corrompa a autoridades para ganar privilegios, escapar de la cárcel o desde ésta, pagar para vengarse contra quienes lo denunciaron.
Las acusaciones en contra de Succar Kuri, que iniciaron con los testimonios de sus víctimas, fueron reforzándose durante el proceso, con imágenes encontradas en su computadora personal, videos en poder de jueces y autoridades ministeriales y peritajes de personalidad que concluyen que es un reo de alta peligrosidad con tendencias pedófilas; incluso, su propio ex abogado defensor, Wenceslao Cisneros, declaró en 2008 que renunciaba al caso, “asqueado” por el material videográfico que le fue mostrado como evidencia en contra de su entonces cliente.
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